Cable Humboldt: conectando océanos, construyendo oportunidades
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Francisco Basoalto
En el vasto e interconectado mundo digital en que vivimos, los océanos ya no son barreras infranqueables, sino puentes que unen naciones y continentes. Y si hace 25 años hablábamos del ancho de banda intercontinental en términos de megabits por segundo (Mbps), hoy es común hablar en términos de gigabits por segundo (Gbps). Si asumimos que el ancho de banda global seguirá duplicándose aproximadamente cada 18 meses, pronto podríamos estar hablando de terabits por segundo, o incluso petabits o exabits. Una cosa es segura: los volúmenes de datos seguirán creciendo exponencialmente y los cables submarinos deben adaptarse para mantenerse al día.
Por eso Chile ha dado un paso audaz hacia el futuro al apoyar el proyecto que construirá el primer cable submarino de fibra óptica entre Sudamérica y el Asia-Pacífico, una hazaña tecnológica que nó solo acercará distancias físicas, sino que también acelerará el pulso de las relaciones comerciales.
Este cable submarino, que se extenderá por el fondo del mar hasta conectar con Asia Pacífico, se presenta como el catalizador que transformará el panorama digital chileno. Al unir los extremos de dos océanos no solo transportará datos, sino que también abrirá un abanico de oportunidades para el comercio y la colaboración digital.
En el Índice de Interconexión Global 2023 ya observábamos una predicción clave, donde el 85% de las empresas globales ampliarán el acceso multicloud en varias regiones para el año 2025. Con la nueva noticia aumenta la probabilidad de que se cumpla esta predicción, al facilitarse aun más la interconexión comercial.
El impacto más inmediato se verá reflejado en las relaciones comerciales de Chile con el Asia Pacífico. Este cable submarino actuará como un puente virtual, reduciendo considerablemente la latencia y mejorando la velocidad de conexión. Así, las empresas chilenas podrán comunicarse, compartir datos y realizar transacciones con sus contrapartes en Asia de manera más eficiente que nunca. Esto no sólo impulsará el comercio bilateral, sino que también fortalecerá la posición de Chile como un socio estratégico en la región.
Además, al considerar la geografía de Chile con su estrecha y larga forma que se extiende a lo largo de la costa del Pacífico, el país se convierte en un punto estratégico de conexión digital. La red submarina reforzará la visión de Chile como un hub digital en Latinoamérica, convirtiéndolo en un epicentro para los negocios digitales globales: no sólo se trata de transmisión de datos; es un puente que estrecha los lazos entre naciones, impulsa la innovación y fomenta la colaboración.
Este posicionamiento estratégico no sólo beneficia a las empresas chilenas, sino que también atraerá a inversores y emprendedores de todo el mundo. La capacidad de intercambiar información de manera rápida y confiable abrirá nuevas posibilidades para la investigación conjunta, el desarrollo de tecnologías emergentes y la participación en proyectos internacionales.
Chile, con su visión audaz de construir puentes digitales a través de los océanos, está allanando el camino para el futuro de la conectividad global y dando testimonio de su determinación de desempeñar un papel clave en la era digital que se avecina.
Francisco Basoalto
Managing Director, Equinix Chile